Se trata de una festividad religiosa, ya que se la conoce por el nombre de un santo. Y no se trata de un santo cualquiera, sino de uno que se reveló al poder en su momento y sufrió las consecuencias por ello. En la Roma del siglo III, el emperador Claudio II decidió prohibir los matrimonios de los jóvenes, considerando que los solteros sin familia eran mejores soldados al no tener vínculos sentimentales ni ataduras de pareja. Tampoco hay que obviar el hecho de que en esta época el cristianismo…