En Uruguay, la expresión Declaratoria de la Independencia hace referencia al acto realizado el 25 de agosto de 1825 por el Congreso de la Florida, conformado por representantes de los cabildos de los pueblos de la Provincia Oriental.
En esta instancia, la Provincia Oriental proclamó su independencia del Imperio del Brasil y declaró su unión a las Provincias Unidas del Río de la Plata, «a las que siempre perteneció por los vínculos más sagrados que el mundo conoce».
Es importante destacar que no se trató de una declaración de independencia de una nación autónoma, sino de un paso dentro del proceso soberano que culminaría con la Jura de la Constitución en 1830.
Contexto histórico
Las deliberaciones se realizaron en el paraje conocido como Piedra Alta, cercano a la ciudad de Florida, a unos 98 km de Montevideo.
Por esta razón, también se conoce como:
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Declaración de la Florida
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Declaración de la Piedra Alta
Las resoluciones de esa jornada son llamadas Leyes de la Florida o Leyes Fundamentales de 1825, que dieron continuidad al proceso iniciado con el desembarco de los Treinta y Tres Orientales el 19 de abril de 1825, bajo el mando de Juan Antonio Lavalleja.
Las tres leyes del 25 de agosto de 1825
El Congreso sancionó tres leyes fundamentales:
1. Ley de Independencia
Declaró la independencia de la Provincia Oriental respecto al Imperio del Brasil, Portugal y cualquier otro poder extranjero.
2. Ley de Unión
Proclamó la unión de la Provincia Oriental con las Provincias Unidas del Río de la Plata, en virtud de la voluntad de sus pueblos.
3. Ley de Pabellón
Estableció como bandera provisional de la Provincia Oriental la tricolor celeste, blanca y punzó, hasta que se formalizara su incorporación a las Provincias Unidas del Río de la Plata.
La Asamblea del 25 de agosto
La asamblea fue presidida por el presbítero Juan Francisco Larrobla. Allí se redactaron y aprobaron las leyes que marcaron un hito en la historia de la independencia uruguaya.
Conclusión
La Declaratoria de la Independencia del 25 de agosto de 1825 fue un acto central en el proceso de emancipación oriental. Representó no solo la ruptura con el dominio luso-brasileño, sino también la reafirmación del espíritu de unión con el Río de la Plata y la construcción de una identidad propia que desembocaría en la formación de la República Oriental del Uruguay.
