El paso del tiempo es inexorable, la piqueta fatal del progreso también, pero lo que si podemos hacer es minimizar algunas de sus consecuencias.
Es altamente notoria la desaparición de terrenos baldíos, de los amplios espacios verdes en todas las ciudades del país, cada día se pierde un espacio que algunos niños utilizaban para su esparcimiento.
Seguramente si fuiste niño antes o durante la década del 80 no era problema encontrar un espacio para jugar, había varios, de lo contrario era muy común jugar en la calle, en la misma cuadra.
El juego, cualquiera fuese, se podía ver mínimamente interrumpido por algún vehículo que osara circular o por algún vecino que pasaba con el chismoso al almacén, la calle era el patio en común de todas las casas del barrio.
Las canchas de Futbol eran abiertas, en esta ciudad podías ir a muchas de ellas y jugar un picado, remontar una cometa o jugar carreras sin problema alguno.
En cambio hoy es difícil y mucho mas difícil para las familias con menos recursos, hoy jugar en la calle es imposible, donde el transito casi permanente sería una de las tantas causas que lo impidieran, la desaparición de baldíos, la inseguridad, los cerramientos de la delimitada “Propiedad Privada” lo hacen mas complejo.
Los pocos espacios que van quedando son cada vez mas disputados y predomina la actividad del que llegue primero.
Hoy muchos de los niños que se nuclean lo hacen pero a través de instituciones, a las cuales tenes que pertenecer y están sujetas a días y horarios, no solo es el jugar por jugar.
La pandemia nos mostró las consecuencias devastadoras que causa en la sociedad el aislamiento, deberíamos atender el tema del esparcimiento como tal y logar espacios públicos multifacéticos.
Gobierno Nacional y Departamental deberían tener una política de estado respecto a este tema y enfocar recursos de verdad para la creación, organización y gestión de estos espacios tan necesarios para la población. Hoy se necesita algo mas que plazas de deportes, se necesitan, (complejos lúdico-deportivos), espacios combinados, cerrados y espacios verdes, nada de otro planeta, como muchos complejos privados pero para todos.
Ya vimos los sorprendentes resultados de los espacios con estaciones saludables, sirven mucho pero es insuficiente, tan así es que cada placita de estas características son frecuentadas todo el año pero los fines de semana y días de buen tiempo se ven rebosantes.
Hoy los niños interactúan poco en el barrio, hay niños de edades similares en una manzana que no se conocen, algo casi imposible de creer en los 80, los clubes juegan un papel destacado en la sociedad de hoy, aunque no es jugar por jugar, contribuyen positivamente a mitigar estos problemas, pero que pasa con los niños que no pueden pertenecer a uno.
Alguna vez contaremos con un complejo deportivo publico, multifacético, seguro, contenido, con profesores, coordinadores, donde también convivan la competencia deportiva y el espacio de jugar por jugar.
Capitulo aparte y no menos importante la contaminación de nuestras ciudades, la creación del Ministerio de Ambiente seguramente pueda contribuir en este aspecto y a futuro arrojar mejores resultados a los preocupantes que hoy tenemos.
O nos seguiremos preguntando ¿ Donde Jugaran Los Niños ?